lunes, 28 de abril de 2014

Para concluir...




Hemos llegado a la conclusión de que, si la prensa quiere pervivir, ha de modificarse para adaptarse a las nuevas necesidades de los usuarios. Para ello, además de centrarse en temas que interesen a los lectores, también han de permitir su participación. También queremos destacar el hecho de que opinamos que posiblemente la prensa local este ganando más adeptos que la regional debido al interés innato del ser humano para sentirse identificado con temas más cercanos a sí mismo o a su entorno, algo que puede permitirse con más facilidad la prensa local que la regional.

Oleada de prensa local y nacional de 2012



En la siguiente tabla podemos observar que la publicación regional mas leída es El Norte de Castilla,  con una media de 198.000 lectores diarios, que lo convierten en el primer periódico de Castilla y León y el decano de la prensa diaria española, pues fue fundado en 1854. Podemos ver en los gráficos la importancia que tiene El diario de León dentro de las publicaciones locales, con una media de 139.000 lectores. Como contrapunto tenemos La crónica, cuya publicación tiene 27.000 lectores de media, siendo así el que menos lectores tiene dentro de la tirada local y regional.


Sorprende ver que dentro de las categorías que analiza la tabla se encuentren periódicos de tirada nacional, como el ABC, y que se sitúen en puestos inferiores a publicaciones regionales en cuanto a número de lectores.

Y hablando de publicidad...


La publicidad
 en prensa permite una excelente segmentación geográfica (periódicos locales, prensa de difusión nacional, ediciones regionales), así como una cierta segmentación demográfica y por intereses o estilos de vida. Contratar publicidad en prensa resulta algo sencillo, rápido y seguro, ya que las inserciones publicitarias rara vez están condicionadas a la disponibilidad de espacio.

El escenario de la información local en las medias y grandes ciudades es actualmente complejo por la cantidad de pequeños medios que irrumpen en el mercado, que aunque no cuentan con las mínimas garantías de sostenibilidad financiera, poseen la suficiente capacidad como para incrementar la complejidad de dicho mercado, sobre todo respecto de la contratación publicitaria. También hay que sumar a los medios locales, que se financian con subvenciones públicas y contrataciones privadas, enturbiando el clima de competencia, y los medios de pago que regalan buena parte de sus ejemplares en determinados espacios metropolitanos con el fin de engrosar sus índices oficiales de difusión.

Esta prensa gratuita permite que la publicidad llegue a segmentos de la población a los cuales no llega la prensa convencional.


Evolución de las cabeceras



Las cabeceras se han intentado adaptar a todos los cambios que han ido surgiendo a lo largo de los años, y a día de hoy, se puede decir que la vorágine no ha podido con ellas.
Las principales ciudades tienen como mínimo un diario local, y el número de cabeceras ha ido consolidándose durante los últimos años, lo que nos hace ver que todavía existe algo de esperanza en el sector de la prensa escrita especializada en el sector local.
En España, aunque hablemos de prensa regional, estamos hablando de una prensa local más genuina.  Aunque aún existe una prensa regional muy importante, las cabeceras más significativas son, irónicamente, las locales. Estas están generando unas situaciones de monopolio, algo que ya sucedió en otros países y propició la eliminación como competencia de la prensa regional, algo que también está pasando en nuestro país.


A lo largo de las décadas de los 80 y 90 se intentaron forjar nuevas estrategias que ofrecían de algún modo una especie de colchón de seguridad a corto y medio plazo.
El miedo o la inseguridad de los medios impresos por la posible pérdida de seguidores fieles, o simplemente una mala adaptación a la situación actual, afectó tanto a las estructuras empresariales, comerciales y de distribución como a los aspectos formales y de contenidos del producto. Debido a esto, la tipografía comenzó a modificarse y a cobrar otro valor. Se ha empezado también a cuidar más la fotografía, se ha introducido la infografía, y el color se consolida como compañero de viaje. En definitiva, se ha mejorado la legibilidad.

En relación al contenido, los diarios han cambiado las prioridades informativas. Del predominio de la información política en los años 70 y 80 hemos pasado, en los 90, a unos índices donde destaca la información de sociedad y de servicios. Esta necesidad de acercarse al público a través de temas más cercanos ha provocado que muchos diarios locales acudieran al periodismo de calle para frenar la importante presencia de contenidos enviados por los gabinetes de comunicación.

Incremento de páginas

Todas las cabeceras incrementaron considerablemente el número de páginas para la información próxima. Su oferta ha llegado a cifras superiores a las 30/35 páginas en los rotativos con menos paginación, como el Diario del Alto Aragón o El Correo de Andalucía Málaga, y a más de 50/60 en diarios de 72 o más páginas, como el Heraldo de Aragón, La Opinión de Málaga o El Correo Gallego

Entendieron que la tendencia hacia los contenidos micro-locales es un camino para atajar los problemas relaciones con la audiencia y circulación que padecen algunos medios escritos, y que se anuncia para la mayoría en el futuro.

Prensa local y regional



Sus inicios...

A pesar de la importancia de este fenómeno, nunca se le ha dado demasiada importancia al considerar de mayor envergadura la prensa más mayoritaria. Lo que hay que tener en cuenta es que todos los diarios nacieron como locales, incluso los pertenecientes a las grandes urbes.  Tal fue el caso de El diario de Barcelona, fundado el 1 de Octubre de 1792 y que fue publicado en papel hasta 1994, después de 217 años de historia. En Madrid nos encontramos la llamada "Prensa de Barrio" durante finales del siglo XIX y comienzos del XX, con cabeceras como Crónica de los Carabancheles o El Heraldo de Chamberí.
Actualmente, los grandes grupos de prensa han intentado diversas fórmulas ofensivas para minar el poder de esta clase de prensa, entre ellas la compra de diarios, generalmente líderes de la zona, y posterior integración en el grupo matriz, como el caso de El Correo, Prensa Ibérica o Zeta.